Constelaciones Familiares Grupales
En este modelo el cliente expone el conflicto que desea constelar al terapeuta en presencia de todos los demás miembros que forman el grupo y una vez planteado, se escoge a determinadas personas del grupo para que configuren la “imagen del conflicto” que el cliente plantea.
Los representantes se mueven lentamente siguiendo los “movimientos del alma” que van sintiendo a través de percibir las sensaciones de quienes representan, y van conformando una nueva perspectiva del problema, a través de frases o incluso a veces no es necesario decir nada, sacando a la luz las dinámicas ocultas que están interfiriendo en la imagen de solución.
En dicha configuración se pueden ver las distancias, los lugares, el espacio y hacia dónde va la mirada de cada representante.
Los representantes se mueven guiados por una conciencia grupal que Hellinger define como el ‘Alma familiar’, que es una forma de memoria común en todos los Sistemas Familiares.
La Constelación Familiar acaba con una imagen de solución, que por sí misma inicia un movimiento sanador en el Sistema Familiar del cliente.
Después de una Constelación, ya sea individual o grupal, es conveniente que no se hable de lo que se ha contemplado o de lo que se ha sentido, ya que perdería mucha fuerza. Tampoco hay que analizar lo que ha pasado, su utilidad no es llevarnos hacia la reflexión sino darnos un impulso hacia la vida.
Las Constelaciones Familiares nos enseñan el camino para superarnos a nosotros mismos, al respeto y a la inclusión. Nos orientan en un proceso de crecimiento que nos va a llevar toda la vida.